La importancia del flujo de caja para tu empresa
¿Conoces la importancia del flujo de caja o Cash-Flow para tu empresa y por qué es tan crucial controlarlo?
Muchas empresas, cuando empiezan a implementar controles y pretenden hacer un seguimiento más exhaustivo de su negocio, normalmente, suelen establecer dos indicadores principales: ventas y resultado.
Todas las empresas quieren vender, ansiamos conocer al cliente, cómo piensa, cómo va a comportarse, qué es lo que le gusta y qué no le gusta para un único fin: VENDER.
Y todas las empresas, según evolucionan, empiezan a establecer controles de gastos, análisis de márgenes, mejora de procesos productivos, con el objetivo de obtener el mejor RESULTADO.
Son dos pilares, sin duda, importantes. Y se les debe prestar la lógica atención, tanto a su gestión como a su mejora.
Pero hay un hito mucho más importante, y al que no se le suele prestar tanta atención.
Multitud de empresas mueren por falta de caja, así de sencillo. Y sin embargo, algunas empresas no giran sus sentidos hacía el control del flujo de caja hasta que ya es demasiado tarde.
El flujo de caja o CASH-FLOW, es una de las principales magnitudes a controlar cuando se tiene cualquier tipo de negocio, porque es un indicativo del estado de salud de la empresa.
¿Qué es el Cash Flow?
El Cash Flow permite conocer cuál es la liquidez de una empresa, mediante la comparación de los ingresos que obtiene la empresa de forma recurrente, en contraposición de las salidas de efectivo que tenga la organización, ya que refleja su capacidad para afrontar pagos.
Todo esto hace que el flujo de caja sea fundamental para conocer cuál es la situación económica en un momento determinado. A partir de aquí, se pueden anticipar muchos problemas como déficit de financiación, nula liquidez o una mala gestión administrativa.
Por tanto, debemos darle prioridad a esta señal y la máxima prioridad sobre otros indicadores como la rentabilidad o el volumen de ventas.
Incluso, la literatura financiera se ha preocupado del cálculo del cash-flow como una cifra útil para su uso en valoraciones de empresas, valoración de proyectos, etc. Es decir, su importancia va mucho más allá del día a día.
Tipos de Cash Flow
Existen varios tipos de flujo de caja, en función de las áreas de la empresa a las que afecta o de cuál es su aplicación. Son los siguientes:
1. Flujo de caja de las operaciones. Es el más conocido y se refiere a la cantidad de caja, positiva o negativa, que se genera fruto de las actividades que constituyen el core business de la empresa. Por este motivo, y salvo cataclismo en otro sentido, este sería el aspecto más importante a considerar porque es el que tiene relación directa con el estado de la empresa.
2. Flujo de caja de las inversiones. Se refiere a la diferencia entre entradas o salidas de capital dedicadas a la inversión, ya sea en los activos tangibles o en los de tipo financiero. Los intereses o cuotas relacionadas con la compra de activos entraría en esta tipología.
3. Flujo de caja de financiación. En este caso, nos referimos a la diferencia entre las entradas y salidas de efectivo relacionadas con las ampliaciones de capital y emisiones de bonos u obligaciones corporativas. De alguna manera, se refiere al balance entre entradas y salidas de dinero para la financiación de la compañía.
¿Cómo mejorar la gestión del flujo de caja?
La importancia del flujo de caja radica en que nos permite conocer en forma rápida la liquidez de la empresa, ofreciéndonos una información clave que nos ayuda a tomar, entre otras decisiones:
- ¿Cuánta mercancía podemos comprar?
- ¿Podemos pagar al contado o es necesario negociar condiciones?
- ¿Debemos cobrar al contado o podemos conceder crédito?
- ¿Podemos pagar las deudas en su fecha de vencimiento o debemos pedir una refinanciación?
- ¿Podemos invertir el excedente de dinero en nuevas inversiones?
Algunas buenas prácticas para mejorar la gestión del flujo de caja son:
1. Controlar y mejorar el flujo de cobros a clientes. Llevar los cobros al día, establecer una política clara de créditos a los clientes.
2. Renegociar los pagos. Negociar, en la medida de lo posible, pagos diferidos que permitirán tener un mayor margen ante los imprevistos y poder afrontar nuevos desafíos, acomodando el plazo de pago con el plazo de cobro.
3. Reducir costes. Aunque en un Plan de Empresa es lógico que se tengan referencias de los gastos necesarios, es bueno revisarlos periódicamente para saber cuáles son superfluos y cuales habría que eliminar.
4. La gestión del negocio comienza incluso antes de haber abierto las puertas del mismo. Tenemos que realizar un estudio de viabilidad de la idea de negocio para concretar cuál es el capital necesario en la inversión inicial para montar la empresa.
5. Es recomendable hacer un seguimiento de los productos más vendidos y de aquellos que tienen poco éxito entre los clientes. Podemos lanzar los productos menos vendidos a través de una promoción especial para liberar ese espacio en el almacén. Con ello, mejoramos la gestión del stock, y reactivamos nuevamente el flujo de caja.
Calcular el cash-flow de tu negocio te va a permitir tener una mayor tranquilidad y estabilidad al saber exactamente cuál es tu realidad económica.
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